Clase 9:
la producción de sentido en los medios masivos de comunicación
Fecha de entrega: 9 de septiembre Enviar por mail a ceballoslu@gmail.com
En 2017 el femicida fue condenado a 13 años de
prisión.
1)
¿Cuáles son los
aspectos que se resaltan del caso?
2)
¿Cómo se caracteriza
a la víctima?
3)
¿cuál cree que es el
objetivo de la nota? ¿qué mensaje se está trasmitiendo?
Clarín, 13/9/2014
Una fanática de los boliches, que abandonó la
secundaria
Melina es la mayor de cuatro hermanos. Su papá, ex
policía, tiene poco contacto con ellos.
Selfie. La publicó la adolescente en
uno de sus perfiles de Facebook.
La vida
de Melina Romero, de 17 años, no tiene rumbo. Hija de padres separados, dejó de
estudiar hace dos años y desde entonces nunca trabajó. Según sus amigos, suele
pasarse la mayoría del tiempo en la calle con chicas de su edad o yendo a
bailar, tanto al turno matiné como a la noche, con amigos más grandes. En su
casa nadie controló jamás sus horarios y más de una vez se peleó con su mamá
y desapareció unos días. La chica es la mayor de cuatro hermanos:
Gustavo, Facundo (mellizos, de 16 años) y Alejandro, de 14. Todos se criaron
solos con su mamá, Ana María, que es enferma de diabetes y también sufre de
presión alta. La mujer es podóloga, pero trabaja muy poco por sus
problemas de salud. El padre de los chicos, Rubén Romero, es un ex
policía de la Bonarense que casi no tiene contacto con sus hijos. “Desde que mi
hermana desapareció, hace más de 20 días, con mi papá nos comunicamos dos veces
por teléfono. Hoy lo llamé al celular para hablar pero me dio apagado”, le
explicó a Clarín Gustavo, uno de los hermanos de Melina. La
familia vive en una casa muy humilde ubicada en medio de otras muy
ostentosas, en el barrio Ciudad Jardín, en El Palomar, partido de Tres de
Febrero. Melina estudió hasta segundo
año en la Escuela Técnica N° 2 de Martín Coronado, que abandonó hace unos años.
Hasta su desaparición, se levantaba todos los días al mediodía y luego se
juntaba con sus amigos en la plaza de Martín Coronado, que está sobre avenida
Perón, a metros de la estación de trenes. Ahí se quedaba hasta la madrugada con
chicos de su edad. “Mi hermana dejó de estudiar para descansar y dedicarse a la
vagancia”, le dijo ayer a Clarín su hermano Alejandro. La chica mide 1,72 metros, usa el cabello corto y se hizo cuatro piercings:
dos aritos en la nariz, uno en la lengua y otro arriba del labio superior. En
el omóplato derecho se tatuó un corazón con el nombre de sus padres. A “Meli”, como la llaman sus amigas, le gustan
muchos las redes sociales y tiene cinco perfiles de Facebook. “Yo
choco mucho con mi hermana porque no te cuenta nada. Le pregunto dónde va o con
quién sale y se enoja. Pero yo lo hago porque me preocupo. Nunca te dice en qué
anda”, resaltó Gustavo. El día en que
desapareció, Melina estuvo en la plaza de Martín Coronado con sus amigos. “Me
dijo que era su cumpleaños y me invitó a ir a bailar a la noche con unos pibes
que yo no conocía. Pero como el boliche es horrible, yo dije que no quería ir.
Entonces se fue sola”, recordó Agustina, una de las amigas de la adolescente. La chica también contó que solía ir a bailar
a la matiné con Melina pero que luego ella se iba a la casa y “Meli” iba a otra
disco a la noche (donde era tarjetera, para no pagar) y se quedaba hasta la
madrugada. “Cuando se peleaba con su mamá se iba de la casa. El mes pasado
se fue tres días y después volvió. Ella también se junta con otros chicos
que son más grandes, pero no del grupo de la plaza”, dijo Agustina.
Ayer a las seis de la tarde, unos 15 amigos de Melina
(entre ellos estaba Alejandro, el hermano menor) cortaron Perón para pedir
justicia y generaron un gran caos vehicular. Usando un balde como bombo,
exigían que la Policía la encuentre pronto.
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