martes, 30 de junio de 2020

trabajo integrador de matematica 6°2

martes, 30 de junio de 2020

Matemática 6°2°

Profesor: Diego Linares
Alumnos: Se les solicita que vayan enviando las actividades realizadas y/o dudas al siguiente email:  die.linaress@gmail.com 
trabajo practico integrador de matematica:   
 "Responder y hacer los ejercicios mirando los videos"
                                                             

Vectores:

  1. Que es un vector y cuales son sus caracteristicas?
                                         

     2.Cual es la suma de A➕Β, sabiendo que A=(3,2) y B= (1,4)?

     3.Representar graficamente los siguientes vectores: A=(3,-5).,B=(4,5).,Y C=(2,6)

                                        
Numeros Complejos:
  1. De donde surge el numero imaginario y cual es? y nombre las potencias de i.
       2.Sumar y restar los siguientes numeros complejos:  
  • 8-3i +5-3i-2
  • 4+2i-(5-3i)
       3.dado los numeros complejos:      Z1=-2-4i        Z2=-6-5i         Z3=-6+i   
encontrar 
    a) Z1• Z2  
               
                                                               
Funciones trigonometricas:

Razones trigonometricas:
       1.nombre las seis razones trigonometricas dependiendo de este triangulo:
                                       

                                                                  
       2.Encontrar las razones trigonometricas del angulo ∝ 

                                       
                                        
     
                       

   




jueves, 25 de junio de 2020

PRÁCTICAS DEL LENGUAJE
3° 1° Y 3° 2.
Prof.: Chentola, Paula. Contacto: locusamoenus19@gmail.com / 1124647979.

"Te digo más", de Roberto Fontanarrosa.

1) Explicar la postura del narrador respecto al colonialismo (Capitalismo, adoctrinamiento). Transcribir ejemplos del cuento.
2) Contar con palabras propias el argumento de la historia.
3) La postura del escritor respecto a las "malas palabras"es la siguiente: "yo creo que las malas palabras sirven para expresarse (...) brindan matices (...) Hay palabras de las que consideramos "malas palabras" que son irreemplazables, por sonoridad, por fuerza" .
¿Aplica esta lógica en su narrativa? ¿Por qué?
4) Explicar los siguientes recursos de humor:

-Extrañamiento
-Hipérbole
-Parodia
-Ironía
-Sátira

a) Mirar la película "Un golpe con estilo" y decir cuál es el recurso de humor que predomina.
En caso de que no se pueda acceder a la película, buscar algún chiste o historieta en los que se pueda apreciar un recurso.



TE DIGO MÁS de Roberto Fontanarrosa
    ¿Te conté la del Gordo Luis cuando hizo de Papá Noel? Es mundial la del Gordo Luis cuando hizo de Papá Noel. Casi se convierte en otra víctima del imperialismo salvaje, el pobre Gordo. Del colonialismo, por decirlo de otra manera. Porque, decime vos, ¿qué  tiene que ver con nosotros y con nuestras costumbres el Papá Noel? ¿Quién le dio chapa al Papá Noel? Un tipo vestido como para ir a la nieve, abrigado como para ir a la Antártida, en un trineo tirado por renos. ¡Renos, mi querido! ¿Cuándo  viste un reno? ¿Alguna vez te fuiste a Buenos Aires en auto y viste al costado del camino un reno morfando pasto debajo de un árbol? Ni siquiera en el sur, donde hace frío y a veces nieva encontrás un reno,  ni queriendo. Siempre repetimos lo mismo, eso ya está dado así y está impuesto. Tampoco pretendo que para Navidad aparezca un tío o abuelo disfrazado de Patoruzú a repartir los regalos porque quedaría ridículo (…).
    Pero el pobre Gordo casi la palma con esa historia... ¿No te conté la del Gordo Luis? Porque se la cuento a todos. Fue hace como quince años. El Gordo estaba en la lona total. Pero en la lona lona, no tenía un mango partido por la mitad. Lo habían despedido de la proveeduría donde laburaba y lo ponías cabeza abajo y no le caía una moneda. Para colmo, se venían las fiestas y algo había que comprar para poner arriba de la mesa el 24 a la noche. El Gordo tiene dos pibes que eran muy chiquitos en ese entonces y  a esa edad no les vas a andar explicando el fato del Fondo Monetario Internacional, la tecnología que reemplaza a los trabajadores y todas esas cosas.
    La cuestión es que empezó a buscar laburo, alguna changa, cualquier cosa, trabajar de lo que fuera. Primero empezó por su barrio, con los amigos y conocidos, ahí por Mendoza al fondo. Ya después entró a andar por cualquier lado para conseguir algo. Y resulta que en el barrio Echesortu, una vieja que tenía una casa bastante grande de electrodomésticos le ofrece disfrazarse de Papá Noel y repartir caramelos a los chicos en la puerta para promocionar el negocio. Lo de siempre. Le tiraba unos mangos, por supuesto, que al Gordo le venían bastante bien. Y ahí fue el Luis, che.
    Ahora, imaginate la escena, porque estamos hablando de Rosario, Capital de los Cereales, ubicada a orillas del anchuroso Río Paraná. El Gordo Luis, tenés que pensar en un tipo arriba de los cien kilos, fácil fácil debe andar por los 120 porque es alto, grandote, Luis. Y te digo que resultaba perfecto para papá Noel porque el Luis es más bueno que Lassie, nunca lo he visto enojado al Gordo, es un pan de Dios. Pero tenés que tener en cuenta una cosa, ineludible. Rosario... pleno pleno verano... mediodía, un sol de la madre que lo reparió, algo así como 38 grados a la sombra, y ese gordo metido adentro de un traje de Papá Noel con una tela tipo felpa así de gruesa, así de gruesa, no te miento: gorro, barba de algodón, bigotes, botas y guantes. ¡Guantes! Porque la vieja era una vieja conservadora, que quería que el Gordo se pareciera exactamente a Papá Noel y que se vistiera todo como correspondía, el pobre Gordo.
    Pero vuelvo al tema. Doce del mediodía, pleno diciembre, un sol que rajaba la tierra, un calor infernal, los pajaritos que se caían muertos al piso por la canícula, se venían en baranda y se desnucaban contra la vereda... Y el Gordo ahí, che, con el traje de lana gruesa, barba y bigote, sacudiendo una campana de papel maché o algo así y dándoles caramelos a los chicos que se juntaban para verlo. A los quince minutos, a los quince minutos, te juro, el traje del Gordo ya no era colorado... era violeta, violeta era por la transpiración a chorros que largaba el Gordo.
    Me contaba después –porque todo esto me lo contó él mismo- que sentía las botas llenas de agua, como si las hubiera metido en un balde de agua caliente, le chapoteaban. Todo alrededor, no te miento, todo alrededor, en el piso, en un diámetro de ocho metros más o menos en torno al Gordo, parecía que habían baldeado. Toda la vereda mojada, de lo que chivaba el Gordo, se le saltaban los goterones de la cabeza, parecía las Aguas Danzantes el Gordo, imaginate.
    Te digo que ya era un espectáculo grotesco, lamentable, pero Luis le seguía metiendo voluntad, le ponía ganas, caminaba de un lado al otro, se reía, llamaba a los chicos, hablaba en voz alta, hasta creo que disfrutaba, incluso, de ser un centro de atención para la zona. En eso, una vecina, una vieja de esas que nunca faltan, que están al divino cohete como bocina de avión, que vivía a unas dos puertas del negocio de electrodomésticos, sale a la puerta y lo ve al Gordo. O escuchó el griterío y salió a ver qué pasaba. Lo ve al Gordo y se apiada de él... ¿Viste? Esas viejas comedidas, bienintencionadas, chuecas, que caminan medio encorvadas, que les cuesta moverse pero que rompen las pelotas permanentemente, un cuete la vieja.
    Se manda para adentro de nuevo la vieja, flaquita, ¿viste? Bajita, canosa con un rodete y aparece al rato con una jarra así de grande, pero así de grande, con un líquido amarillento que parecía limonada, lleno de hielo. Transpiraba de fría la jarra. Y se la ofrece al Gordo.
    El Gordo medio le dice que no, que no se hubiera molestado, que no puede desatender su trabajo, pero, en definitiva, la acepta, lógicamente. Además, los del negocio de electrodomésticos no le habían alcanzado ni un vaso de agua al Gordo. ¡Al pobre Luis que se estaba deshidratando como un chancho y que le picaba todo y que andaba como mono con tricota el desgraciado, no le habían dado ni agua! Lo que pasaba también es que a esa hora había quedado un solo encargado en el negocio. La vieja que contrató a Luis no había venido. El dueño del boliche, esposo de la vieja que contrató a Luis, tenía como cinco negocios por otras partes de la ciudad y andaba de recorrida; y el otro empleado que laburaba ahí se había quedado en el fondo del local, rascándose debajo del único ventilador de techo que tenían esos miserables.
    La cuestión es que la vecina saca un banquito chiquito a la calle, lo deja al lado de la puerta de su casa, medio sobre el umbral para que no le diera el sol directo, le dice a Luis “Aquí se lo dejo”, y ahí se lo deja. Cuando el Gordo pudo zafar un poco del piberío, te imaginás que con ese calor llegó un momento en que había mucha menos gente en la calle, se prendió a la limonada y se bajó media jarra de un saque. Pero resulta que no era limonada. Era vino blanco. La vieja le había zampado en la jarra un par de botellas de vino blanco, le había metido hielo a rolete y se lo había dejado ahí, con la mejor de las intenciones.
    El Gordo, con la desesperación, con el calor que tenía en el cuerpo, recién se dio cuenta cuando ya se había mandado más de catorce litros sin respirar, de un saque. Y, aparte, seamos sinceros,  cuando ya se dio cuenta, no pudo parar. Te estoy hablando de un muchacho de 120 kilos después de estar moviéndose casi tres horas a pleno sol con 4000 grados de temperatura. No pudo parar. Se mandó todo el vino blanco de una, fondo blanco. Bueno... te imaginarás... te imaginarás la borrachera que se levantó ese muchacho. Una curda inmediata y espantosa, demencial, una curda como para trescientas personas Casi no había desayunado, estaba sin almorzar, no había morfado ni tan siquiera un pancho con una coca y se manda casi dos litros de vino blanco bien helado.
    Para colmo el Gordo no era un tipo que tomara mucho alcohol, al menos que yo recuerde. Un poco de vino, con la cena, nada más. Alguna copita de sidra. O, a veces, en los bailes, alguno de esos tragos maricones con el gin-tonic, pero con mucha más agua tónica que otra cosa. No te digo que empezó a cantar taradeces, ni a caminar torcido, ni a vomitar contra las paredes ni nada de eso. Pero entró a regalar todo lo que tenía a su alcance, se le dio por la beneficencia, le dio un ataque de comunismo acelerado. Primero terminó en cinco minutos con la existencia de caramelos y chocolatines que tenía para toda la tarde... ¡Y después empezó a regalar los electrodomésticos! Empezó regalándole una tostadora eléctrica a uno. Después regaló un ventilador a la madre de otro de los pibes, siguió con multiprocesadoras, veladores, hornos a microondas... Llamaba a la gente a los gritos, entraba al negocio y les daba algo, repartía, entregaba todo.
    Y el empleado que se rascaba adentro del negocio ni se dio cuenta, debía estar en el fondo, en una oficinita que estaba detrás, arreglando papeles, o apoliyando una siesta mientras esperaba que se hiciera la hora en que el patrón llegaba. Lo cierto es que, te imaginás, a los quince minutos, en la puerta del negocio había un mundo de gente, que venía de todas partes alertada por los otros que ya habían ligado algo de arribeño, por la mamúa del Gordo.
    La gente pensaba que era una promoción del negocio o, en todo caso, se hacía la turra, cazaba los artefactos, se los llevaba y a otra cosa mariposa, si te he visto no me acuerdo, andá a cantarle a Gardel. Tremendo lío frente a la puerta del negocio, una multitud amontonada allí, ya no sólo chicos, te cuento. Chicos, grandes, medianos, jovatos, familias enteras tratando de aprovechar la generosidad de Luis. En eso aparece el dueño del boliche, un pelado con cara de amargo que llegó en su auto, un coche nuevo. Y cuando el tipo se dio cuenta de lo que estaba pasando se puso loco. Entró a gritar, a arrebatarle las cosas a la gente, a recuperar licuadoras, televisores, radios, que la gente se llevaba. A los gritos ese hombre, desesperado, tironeando con los beneficiarios.
    Ante el despelote se despertó el empleado de adentro y salió a ayudarlo al pelado. Había tironeos, forcejeos, agarrones, hasta voló algún puñete. Y en eso llegó la cana, un patrullero que andaba de ronda. En el despelote, cuando medio se enteró de cómo había venido la mano por lo que contaban los que se piraban con las licuadoras y todo eso, que gritaba que Papá Noel se las regalaba, el pelado les indicó a los policías que lo metieran en cana al Gordo, responsable de todo ese quilombo. Y bien dice el Martín Fierro, que no hay nada como el peligro para refrescar a un mamado. Ahí el Gordo se despejó, se dio cuenta, volvió a la realidad, se esclareció el Gordo.
    Pero te conté que es un tipo manso, un tipo tranquilo, no se iba a poner a resistirse o a echarle la culpa a nadie. Supo que tenía la culpa y, entonces, todavía medio tambaleante, bajó la sabiola, se fue para adentro del negocio para cambiarse la ropa en el baño y meterse, derecho viejo, solito, sin que nadie le dijera nada, adentro del patrullero.
    Afuera seguía el despiole entre el pelado, su empleado, la gente y los canas que ahora también se habían unido a la tarea de recuperar todo lo que había regalado el Gordo. El Gordo fue el baño, se mojó la cara, cosa que terminó de despejarlo, se sacó esas pilchas de Papá Noel, se puso la ropa que había llevado él en un bolsito y salió de nuevo para la calle.
    Cuando salía para la calle –el negocio es bastante largo- lo ve venir al dueño con uno de los canas, desencajado el pelado, a las puteadas, buscándolo. Claro, lo ve al Gordo sin el traje colorado, de camisita celeste y pantalones vaqueros, un bolso en la mano, pelo negro achatado por el agua de la canilla, y no lo reconoce. No lo reconoce porque tampoco era él quien lo había contratado sino su esposa. “¿Adónde está? ¿Adónde está?”, me contaba el Gordo que preguntaba el pelado. Y el Gordo pensó que se refería al traje de Papá Noel que él se había sacado.
    Yo no sé si el Gordo lo entendió así, seguía en curda o se hizo bien el gil, la cosa es que señaló hacia el baño y el pelado y el policía se mandaron para allí. Cuando el Gordo salió a la calle todavía había  un amontonamiento de gente y el otro empleado discutía con medio mundo reclamando facturas o recibos de compra. Nadie lo reconoció entonces al Gordo, sin el disfraz. Incluso, de última, el otro policía del patrullero, que se había quedado afuera, lo encara al Gordo cuando el Gordo ya se piraba y el Gordo piensa “¡-Sonamos!”.
    Y el cana le pregunta: “¿Ese bolso es suyo?”. El Gordo me contó que él le iba a decir la verdad, que sí, que era suyo. Pero tuvo miedo de que el cana  le hiciera más preguntas o que se lo hiciera abrir y le dijo: “-No, lo vengo a devolver”. Y se lo entregó, un bolso barato que después de todo a él no le servía.
    Casi termina preso el Gordo, mirá vos. Zafó porque la vieja que lo contrató tampoco sabía ni cómo se llamaba, ni adónde vivía . Y yo le dije   al Gordo, después, en el club. “El año que viene ofrecete para algún pesebre viviente, Gordo.” “De lo único que puedo hacer yo en un pesebre viviente es de vaca, Zurdo –me decía el Gordo-… de vaca”.
    Pero por lo menos es un animal conocido, ¿no es cierto? Un bicho familiar al paisaje, el rumiante emblemático de la pampa, base de la riqueza de nuestro país. Algo nuestro... ¡Qué me vienen con que a los chicos les gusta Papá Noel, el trineo y los alces esos!
¡Pobre Gordo! Estuvo a punto de convertirse en una nueva víctima del capitalismo salvaje.
FIN

Prof Gaite Analia "La comunicación"

                                      La comunicación                  
   

 El término comunicación procede del latín “comunicare” que significa “hacer a otro partícipe de lo que uno tiene”. Es la acción de comunicar o comunicarse, se entiende como el proceso por el que se transmite y recibe una información. Pero, para que un proceso se lleve a cabo, es indispensable la presencia de seis elementos: que exista un emisor; es decir, alguien que transmita la información; un receptor, alguien a quien vaya dirigida la información y que la reciba; y un canal, que puede ser oral o escrito.
Por lo tanto se puede definir a la comunicación como un modo de intercambio de información entre un emisor y un receptor, en el cual el primero transmite el mensaje y el segundo interpreta y produce una respuesta, de ser necesario

 Tipos de comunicación  

La comunicación puede variar dependiendo de cómo se transmite la información y cómo es recibida por el receptor.

Según esto, se puede clasificar la comunicación dentro de dos grandes grupos: verbal y no verbal.
La comunicación verbal es aquella donde el mensaje es verbalizado, pues se utilizan las palabras ya sea de manera oral o escrita. Mientras que la comunicación no verbal es aquella que se da sin el uso de palabras, se utilizan gestos, miradas, movimientos corporales, entre otras expresiones.


Muchas veces, estos dos tipos de comunicación se utilizan simultáneamente a la hora de transmitir un mensaje, formando una comunicación mixta. Esto se puede observar en el cine, las historietas y los anuncios publicitarios, por mencionar solo algunos ejemplos.
circuito de la comunicacion

Para que exista una correcta comunicación es necesario que existan determinados elementos : 







Emisor:  Es quien emite el mensaje, puede ser o no una persona, constituye la fuente y el origen de lo que se pretende comunicar.

- Receptor: Es quien recibe la información. El descifra el mensaje según el código (decodifica)
- Canal: Es el medio físico por el que se transmite el mensaje, como internet, teléfono, la voz (canal acústico), dibujos y letras(canal visual), etc.

- Código: Sistema de señales o signos que se usan para transmitir un mensaje, por ejemplo, el inglés, el castellano, el código Morse, el sistema braille, las señales camineras, entre otros.

- Mensaje: Es lo que se quiere transmitir. Se refiere al contenido de lo que el emisor comunica al receptor.
- Situación o contexto: Es la situación o entorno extralingüístico en el que se desarrolla el acto comunicativo.
-Referente: es el tema sobre el cual se refiere el mensaje



Actividad 

1) Copiar las  siguientes imágenes e indicar que significa cada una de ellas.
La vuelta al mundo en 10 símbolos | Sociedad Home | EL MUNDO
2) Elegir  diez emojis ( dibujarlos) y decir que representan 
por ejemplo  ( pensativo)


3) Ubicar a partir de la siguiente historieta los elementos del circuito de la comunicación ( decir quien es el emisor _receptor_mensaje_código_canal_referente_contexto de dicha historieta)





Prácticas del Lenguaje
2° 1° T.M
Profesora: Paula Chentola. Contacto: locusamoenus19@gmail.com / 1124627979

1) Leer el cuento de Mariani, "Balada de la oficina" y resolver:
a) ¿Quién narra la historia?
b) En la historia predomina un discurso irónico ¿por qué?
c) Buscar los datos biográficos del autor Roberto Mariani.
2) Relacionar el cuento con la  obra de teatro "La isla desierta" (obra trabajada anteriormente). ¿Qué aspecto social critican?
3) Escuchar las canciones: "Homero", de Intoxicados y "Un par de botas", de Argentino Luna. Contar con palabras propias de qué tratan. Y explicar qué tienen en común con los textos leídos.

                                           "BALADA DE LA OFICINA"

Entra. No repares en el sol que dejas en la calle. Él está caído en la calle como una blanca mancha de cal. Está lamiendo ahora nuestra vereda; esta tarde se irá enfrente. No repares en el sol. Tienes el domingo para bebértelo todo y golosamente, como un vaso de rubia cerveza en una tarde de calor. Hoy, deja el perezoso y contemplativo sol en la calle. Tú, entra. El sol no es serio. Entra. En la calle también está el viento. El viento que corre jugando con fantasmas. Fantasma él también, pues no se ve con los ojos de la cara, y se lo siente. El viento está jugando; ya corriendo una loca carrera por en medio de la calle; ya golpeándose las sienes contra las paredes de las casas; ya deshilándose en las copas de los árboles… f… f… f… f… El viento es juguetón como un recental; esto no es serio. Tú entra.
Deja en la calle sol, viento, movimiento loco; tú, entra.
¿Qué podrías hacer en la calle? ¿No tienes vergüenza, estúpido sentimental, regodearte con el sol como un anciano blanco, y esqueletoso, y centenario? ¿No te humilla, en tu actual situación de muchacho fornido, dejarte forrar por el viento como una hoja dentro de un remolino?
¡Y la lluvia! No te avergonzaré recordándote que los otros días estuviste tres horas ¡tres horas!, contemplando tras la vidriera del café, caer y caer y caer, monótonamente, estúpidamente, una larga, monótona y estúpida lluvia. Entra, entra.
Entra; penetra en mi vientre, que no es oscuro, porque, ¡mira cuántos Osram flechan sus luminosos ojos de azufre encendido como pupilas de gata! Penetra en mi carne, y estarás resguardado contra el sol que quema, el viento que golpea, la lluvia que moja y el frío que enferma.
Entra; así tendrás la certeza —que dará paz a tu espíritu— de obtener todos los días pan para tu boca y para la boca de tus pequeñuelos. ¡Tus pequeñuelos, tus hijos, los hijos de tu carne y de tu alma y de la carne y del alma de la compañera que hace contigo el camino! Yo daré para ellos pan y leche; no temas; mientras tú estés en mi seno, y no desgarres las prescripciones que tú sabes, jamás faltará a tus pequeñuelos, ¡los pobres!, ni pan, ni leche, para sus ávidas bocas. Entra; acuérdate de ellos; entra.
Además, cumplirás con tu deber. Tu deber. ¿Entiendes? El trabajo no deshonra, sino que ennoblece. La Vida es un Deber. El hombre ha nacido para trabajar.
Entra; urge trabajar. La vida moderna es complicada como una madeja con la que estuvo jugando un gato joven. Entra; siempre hay trabajo aquí.
No te aburrirás; al contrario, encontrarás con qué matizar tu vida. (Además de que es tu Deber). Entra. Siéntate. Trabaja. Son cuatro horas apenas. Cuatro horas. Pero, eso sí: nada de engañifas ni simulaciones ni sofisticaciones. ¡A trabajar! Si tu labor es limpia, exacta y voluntariosa —voluntariosa sobre todo—, los jefes te felicitarán. Tú estás sano; puedes resistir estas cuatro horas. ¿Has visto cómo las has resistido? Ahora vete a almorzar. Y vuelve a hora cabal, exacta, precisa, matemática. ¡Cuidado! Porque si todos se atrasaran, se derrumbaría la disciplina, y sin disciplina no puede existir nada serio. Otras cuatro horas al día. Nadie se muere trabajando ocho horas diarias. Tú mismo, dime: ¿no has estado remando el domingo once o doce horas, cansando los músculos en una labor con el agua que me abstengo de calificar por el ningún remordimiento que se obtiene? ¿Ves tú? ¡Y con inminente peligro de ahogarte! Yo sólo te exijo ocho horas. Y te pago, te visto, te doy de comer. ¡No me lo agradezcas! Yo soy así.
Ahora vete contento. Has cumplido con tu Deber. Ve a tu casa. No te detengas en el camino. Hay que ser serio, honesto, sin vicios. Y vuelve mañana, y todos los días durante 25 años; durante los 9.125 días que llegues a mí, yo te abriré mi seno de madre; después, si no te has muerto tísico, te daré la jubilación.
Entonces, gozarás del sol, y al día siguiente te morirás. ¡Pero habrás cumplido con tu Deber!

Atragantamiento con asfixia


El atragantamiento por alimentos u objetos es más frecuente de lo que se cree, y puede afectar gravemente al ser humano. Es por eso que resulta fundamental estar preparado para este tipo de situaciones, pudiendo así, asistir a una persona frente a una emergencia de este tipo. A continuación conocé los primeros auxilios que podés realizar en esta situación para salvar una vida.

Se denomina atragantamiento a la obstrucción de las vías respiratorias generadas por alimentos u objetos. Ésta puede ser considerada leve o grave, provocando asfixia al impedir que el oxígeno llegue a los pulmones y al cerebro: si el cerebro permanece sin oxígeno durante más de cuatro minutos, puede producirse daño cerebral e incluso la muerte.

Frente a un caso de atragantamiento, si la persona puede hablar, hacer ruidos o toser ruidosamente, se considera que la obstrucción es leve
Si el paciente puede toser es señal de que el objeto no obstruye totalmente el paso del aire. No hay que hacer nada; solo se debe animar al paciente a que siga tosiendo.

Eventualmente, lo único que puede hacerse en esta situación es, estando de pie, un poco detrás del paciente, inclinar al mismo un poco hacia adelante y darle algunos golpes con la palma de la mano sobre la espalda.

Insistimos: hay que animarlo a que siga tosiendo para ver si puede, en un golpe de tos, expulsar el objeto que obstruye.

Recordar que cuando el paciente puede toser estamos ante una obstrucción parcial de la vía aérea. Si el paciente no puede toser nos hallamos ante una obstrucción total de la vía respiratoria.





 Si el paciente no puede respirar, hablar ni hacer ruidos, o hace gestos referidos al atragantamiento, agarrándose el cuello con una o ambas manos, se considera que la obstrucción es grave y hay que procurar extraer el objeto siempre que éste sea visible, ya que de lo contrario, se introducirá aún más.

Frente a un cuadro de asfixia por atragantamiento, una acción rápida puede salvar la vida. En este caso, sugiere realizar inmediatamente la maniobra de Heimlich, que comprende las siguientes acciones:
Maniobra de Heimlich
Pararse detrás del paciente y rodearlo con los dos brazos.
Formar un puño con una mano, por la parte del pulgar y colocarlo por encima del ombligo y debajo de las costillas.
Con la otra mano, agarrar el puño y realizar compresiones rápidas hacia arriba y hacia adentro hasta que le objeto salga expulsado y la persona pueda respirar, toser, hablar, o deje de responder.



Si el paciente pierde el conocimiento, acostarlo de lado. Llamar rápidamente al servicio de emergencias solicitando ayuda.
Si se trata de una embarazada o alguien de gran contextura, se deben hacer compresiones torácicas en lugar de abdominales, rodeando al paciente por las axilas y colocando las manos en la mitad inferior del esternón, tirando hacia atrás.
Si el paciente es menor de un año;
 Siéntate y sostén al bebé boca abajo sobre tu antebrazo, el cual debe estar apoyado en tu muslo. Sostén la cabeza y el cuello del bebé con la mano, y coloca la cabeza más abajo que el tronco.
Dale golpes suavemente, pero con firmeza, cinco veces en la mitad de la espalda con la base de la palma de la mano. La combinación de la gravedad y los golpes en la espalda debería liberar el objeto que produce el bloqueo. Mantén los dedos apuntando hacia arriba para evitar golpear al bebé en la parte posterior de la cabeza.
Si el bebé todavía no respira, sostenlo boca arriba sobre tu antebrazo, apoyado sobre tu muslo y con la cabeza más abajo que el tronco. Haz cinco compresiones rápidas en el pecho del bebé, colocando dos dedos en el centro de su esternón. Presiona hacia abajo 1 1/2 pulgadas (4 cm) aproximadamente y deja que el pecho vuelva a elevarse entre una compresión y otra.Si no comienza a respirar nuevamente, repite los golpes en la espalda y las compresiones en el pecho. Busca asistencia médica de urgencia.




Realizar un resumen del trabajo dado y colocar imagenes nuevas del tema o la fotografia de un dibujo realizado por ustedes de la  Maniobra de Heimlich.


Prácticas del lenguaje
Curso: 1° 4° T.T.
Profesora: Paula Chentola.

La leyenda urbana 
ACTIVIDAD:

1) Leer las leyendas que se presentan acontinuación e inventar dos preguntas para cada una. En esta oportunidad hacemos al revés, ustedes deben crear el cuestionario que servirá como guía de lectura para los textos. Las preguntas no deben ser resueltas.

2) Investigar las características de la leyenda urbana.

3) Investigar y contar con palabras propias las historias de La llorona y El pomberito.

4) Charlar con un familiar, ¿alguna vez le tocó experimentar algún hecho extraño? ¿Cuál?

Leyenda de los fantasmas del vuelo 401

Transcurría la noche del 29 de diciembre de 1972, el vuelo 401 de Eastern Airlines, despegó del aeropuerto internacional John F. Kennedy en Nueva York, con rumbo a Miami. Controlando la nave se encontraba el experimentado piloto, Bob Loft, auxiliado por el primer oficial Albert Stocckstill y Don Repo. Había a bordo 163 pasajeros y 13 tripulantes.
El vuelo se cumplió sin contratiempos, pero al momento de intentar aterrizar en el aeropuerto de Miami, se reporta una falla en el tren de aterrizaje. Y se ordena a los tripulantes sobrevolar el área a 2.000 pies de altura mientras encuentran una solución. Fue entonces que el avión presenta otra falla que lo lleva a caer en una zona pantanosa de los Everglades minutos después. Hubo tan solo 77 supervivientes de las 176 personas que viajaban en el aeroplano. Entre los fallecidos se encontraban, el comandante Bob Loft y su primer oficial Albert Stocckstill. Don Repo fue rescatado con vida pero falleció al día siguiente.
En septiembre del mismo año, una azafata observa que hay un pasajero de más, sentado en primera clase y vestido con uniforme de comandante de la empresa. Ella lo interroga, pero al no obtener respuesta llama al comandante de la nave y éste reconoce al intruso como el difunto Bob Loft, quien desaparece ante los ojos de todos los presentes. Tripulantes y pasajeros de la línea Eastern, en el trayecto Nueva York-Miami, afirmaron haber visto a Don Repo y a Bob Loft formando parte del pasaje.
Pero la compañía lo negó todo. Sin embargo, algunos acontecimientos que llegaron a oídos del investigador John Fuller, quien logró que la empresa aérea reconociera los hechos afirmando que las apariciones paranormales suceden siempre en aviones L-1011, en la ruta Nueva York-Miami de la empresa Eastern Airlines, sobre todo en aquellos que llevaban piezas recuperadas del avión siniestrado.
Los fantasmas del vuelo 401, Don Repo y Bob Loft, fueron vistos en más de 20 ocasiones.




Fantasmas, mitos y leyendas del cementerio de la Recoleta


Luz María, hija del dramaturgo Enrique García Velloso, uno de los grandes del teatro criollo, murió de leucemia en 1925, a los 15 años. Su madre, al borde de la locura, pasó largos meses llorando y durmiendo en un rincón de la cripta…
Cinco años después, un joven de la high society porteña vio a una chica que, a pasos del cementerio, sollozaba sin parar. Se acercó, le dio un pañuelo para que secara sus lágrimas, y tomaron un café en "La veredita", nombre primigenio de "La Biela".
Al anochecer, ella le dijo que se llamaba Luz María, y él la besó. De pronto, ella huyó ("¡Tengo que irme, tengo que irme"), y al levantarse volcó café en el saco de él…
Él la siguió, pero ella se desvaneció en la bruma. Desesperado, empezó a golpear el portón del cementerio. El cuidador le dijo que nadie había entrado. Pero él insistió, y el hombre lo dejó entrar…
Y allí, en la primera calle, bajo el frontispicio con el nombre de ella y una figura yacente, mármol puro… ¡estaba su saco manchado de café! Lo levantó. Y en la figura de mármol reconoció a la chica que lloraba, la que secó sus lágrimas, la que cruzó de su brazo, la que él besó loco de amor. La que los otros fantasmas, en su recorrida y sus tertulias, no olvidan de dejar una flor entre las manos de La dama de blanco.
Rufina, hija del escritor Eugenio Cambaceres, rico, bon vivant, ácido crítico de la alta sociedad en sus novelas "Popurrí" y "En la sangre" –fines de 1800–, y repudiado por su casamiento con la bailarina italiana Luisa Baccichi (le decían "la Bachicha"), murió cuando su hija tenía apenas 14 años…
Luisa, la viuda, no tardó en ser amante de Hipólito Yrigoyen, futuro presidente. Y el 31 de mayo de 1902, día en que Rufina cumplió 19 años, antes de terminar el festejo en la mansión de la calle Montes de Oca y partir hacia su palco en el Colón, oyó un agudo grito…
Una de las mucamas la encontró en el suelo, rígida y fría. El médico sentenció "síncope cardíaco", y al otro día la enterraron en la Recoleta.
Unos días después, su ataúd apareció abierto y con la tapa rota. "Un robo", dijo la policía. Pero las joyas con que fue sepultada estaban intactas…
Desde entonces, Luisa vivió torturada por la convicción de que Rufina había sufrido un ataque de catalepsia… ¡y que la enterraron viva!
En su fantasía, imaginó que ella despertó en el ataúd, logró salir, gritó pero nadie la oyó, no pudo abrir la reja de la bóveda, y la desesperación le paralizó el corazón. Esta vez, para siempre.
Por eso su estatua, de refinado Art Nouveau, tiene su mano derecha sobre el picaporte, como tratando de abrir la puerta de la bóveda.
Según los otros fantasmas, los que rondan cada noche, Rufina murió realmente la primera vez… cuando una amiga le contó la fatal verdad: "Tu novio, Hipólito, ¡es también el amante de tu madre!". Yrigoyen, claro. Que pasó a la historia como el único presidente argentino soltero…