Clase 8
Fecha de entrega hasta el 2 de septiembre
¿Qué es la evolución?
La
evolución es un proceso de cambio a partir del cual se forman nuevas especies basadas
en las preexistentes. Gracias a la evolución podemos entender el desarrollo de
nuevas formas de vida que ha dado lugar a tan amplia diversidad; la razón por
la que existen semejanzas y diferencias entre los seres que viven actualmente y
los que ya desaparecieron, y las relaciones que presentan los organismos.
La
vida en la Tierra se remonta a hace 3 500 millones de años y durante todo este tiempo
ha experimentado cambios continuos. La teoría de la evolución sostiene que los
organismos sufren cambios biológicos a través de las generaciones.
La
evolución está sostenida por diferentes pruebas que se conocen como las evidencias
de evolución.
Responder las
siguientes preguntas
1. ¿Qué es un fósil?
2. Explicar cuáles deben ser las
condiciones para que ocurra el proceso de fosilización
3. ¿Cómo explicó Georges Cuvier el
hallazgo de fósiles de especies extintas?
4. ¿Cuáles fueron los aportes de los geólogos James Hutton y Charles Lyell?
5. Explicar el concepto de estructuras homólogas
6. ¿Qué es la convergencia evolutiva?
Unir con flechas
según corresponda
·
Aletas
de un delfín y patas delanteras de una vaca ·
Alas de
un gorrión y alas de un mosquito ·
Aletas
de una foca y las patas delanteras de un perro ·
Alas de
una mariposa y alas de un murciélago |
Estructuras
homologas Estructuras análogas |
Material de lectura
Pruebas
de la evolución
La evolución biológica es admitida, actualmente, como
un hecho fuera de toda duda. La evolución es uno de los procesos más
importantes que afectan a los seres vivos, aunque es muy lento y no se puede
apreciar directamente sobre unos seres vivos determinados, ya que tarda miles o
millones de años en manifestarse.
Existen muchas evidencias que
demuestran que la evolución biológica es un hecho incuestionable. Las pruebas
de la evolución son de distintos tipos:
- Pruebas
paleontológicas→ fósiles
- Pruebas anatómicas.
- Pruebas embriológicas.
- Pruebas geográficas.
- Pruebas bioquímicas.
LOS RESTOS
FÓSILES COMO EVIDENCIA DEL CAMBIO
Desde la
antigüedad, el ser humano desenterró restos similares a seres vivos pero que
parecían hechos de piedra. En un principio se desconocía su origen y se creía
que tenían propiedades mágicas. Los filósofos griegos de la escuela pitagórica
fueron los primeros en proponer que los fósiles
eran restos de seres vivos. Pero Aristóteles, otro filósofo griego, aseguró que
se formaban espontáneamente y fue esta explicación la que predomino hasta el
siglo XVIII.
En el siglo
XVI, el artista, inventor e ingeniero italiano Leonardo de Vinci retomó la idea
de que los fósiles eran seres vivos que habían sido enterrados por sedimentos.
En 1660, Nicolas Steno, un científico danés, fue más allá y aseguró que el
diluvio universal era la causa del entierro de los restos. Lo novedoso de Steno
fue notar, cuanto más profundo estaba un estrato, mayor era su antigüedad. Más
de cien años después, el geólogo inglés William Smith reconoció que se podían
encontrar los mismos tipos fósiles en los mismos estratos, aún de sitios
distintos, y que los estratos más viejos
contenían formas de vida más simples.
Los fósiles
hallados entre los siglos XVI Y XIX permitieron descubrir, en diferentes
estratos, una sucesión de faunas ya extintas ¿Cómo explicar estos hallazgos? El
naturalista Georges Cuvier afirmaba que la Tierra, con apenas seis mil años de
edad, era muy joven para que los seres vivos pudieran haber cambiado tanto.
Aseguraba que la aparición y desaparición de las especies eran producto de una
serie de catástrofes seguidas de eventos de creación (postura conocida como catastrofismo), siendo el último de
estos episodios el diluvio universal.
En 1785, el
geólogo James Hutton propuso que los agentes que en el pasado modelaron la
superficie terrestre son los mismos que actúan en el presente: el viento, el
agua y los cambios de temperatura. Esta explicación, conocida como uniformismo, es opuesta al
catastrofismo y no fue aceptada, ya que implicaba que la Tierra debía tener más
años que lo calculado según la Biblia. En 1830, Charles Lyell, otro geólogo
escocés, aportó nuevas pruebas a favor del uniformismo y quedó claro que la
Tierra era mucho más antigua, de modo que había transcurrido el tiempo
necesario para el cambio de los seres vivos como sugería el estudio de los
fósiles.
Ahora
bien…¿a qué llamamos fósil? Se considera fósil a cualquier resto o evidencia de
un organismo que vivió en épocas pasadas y que se ha conservado de alguna
manera. En general, se trata de restos hallados de partes duras, como los
huesos y los dientes. También se habla de “evidencia”, porque incluye cualquier
rastro que permita inferir la presencia de seres vivos, como huevos, nidos,
excrementos, las marcas o “improntas” que dejan las hojas de las plantas, las
alas de los insectos o las huellas de los animales.
Dado que los
paleontólogos reconstruyen la historia evolutiva a partir de los restos
fosilizados, es importante destacar que el registro fósil está incompleto, ya
que no todas las especies dejaron fósiles.
El proceso
de fosilización ocurre si se dan una serie de condiciones muy particulares
que permitan la inclusión de material mineral dentro de las cavidades o
estructuras orgánicas, reemplazándolas. Para que esto ocurra, el cuerpo o
rastro debe quedar sepultado bajo una capa de sedimentos muy finos y en un
ambiente que evite la descomposición rápida de la materia orgánica. Solo en
estas condiciones se pueden producir rocas sedimentarias que incluyan fósiles.
Los estudios
de anatomía comparada de ciertas especies demuestran que los organismos de
algunos grupos poseen partes que responden a un mismo patrón.
Por ejemplo,
en los mamíferos: las aletas de las ballenas, las patas de los jabalíes, las
alas de los murciélagos y las manos de los seres humanos. Las similitudes entre
estas estructuras se llaman homólogas y
evidencian un mismo origen, aunque tengan funciones diferentes (nadar, volar,
etcétera). El antecesor común de los
mamíferos poseía extremidades con cinco dedos, las cuales se diferenciaron en
las que presentan los mamíferos actuales. Las homologías evidencian divergencias evolutivas: los grupos
descendientes divergen en sus formas respecto del antecesor.
Las
similitudes analógicas, en cambio,
cumplen una función similar, pero tienen distinto origen, como las alas de
aves, de murciélagos e insectos. Las analogías evidencian convergencias evolutivas: similitudes que responden a adaptaciones
al ambiente, sin tener un antecesor común.
Estructuras homólogas
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