Flori, Ataúlfo y el Dragón
Ema
Wolf
No todas las princesas son lindas,
como se cree. No, señor. La princesa Floripéndula, por caso, tenía unos ojitos
y unas orejas y una bocucha que… bueno.
Todos los días, Floripéndula, le
preguntaba a su espejo mágico: – ¿Hay alguna damisela en el reino más bella que
yo?
El espejo le contestaba: –Sí, dos
millones trescientas mil.
[…] Cuando Floripéndula llegó a la
edad de tener novio, su padre, el rey Tadeo, empezó a preocuparse.
Le decía estas cosas a su esposa,
la reina Carlota:
–Me pregunto quién va a querer
casarse con nuestra amada hija. No es lo que se dice una belleza.
La reina Carlota no atinaba a
darle una respuesta. Floripéndula era una buena princesa pero el tiempo pasaba,
y nadie se apresuraba a pedir su mano.
El rey Tadeo consultó entonces al
astrólogo de la corte, como se acostumbraba en estos casos. El astrólogo se
tomó un tiempo para meditar la cuestión. No todos los días se le presentaban
problemas así. Finalmente, dio su opinión:
–Si quieren que Flori se case, van
a tener que recurrir al viejo truco del dragón. El rey Tadeo y la reina Carlota
escucharon lo que sigue:
–Hay que conseguir un dragón que
cometa muchos estropicios en la comarca. Después, convocar a los más nobles
caballeros de este reino y otros reinos para que luchen contra el dragón. El
valiente que lo venza obtendrá como premio la mano de la princesa. ¿Qué tal?
El rey Tadeo reconoció que el astrólogo
había dado con una solución interesante.
Sin perder un minuto, llamó a sus
ayudantes y les ordenó:
–Manden a mis seis mejores
caballeros para que consigan un dragón adulto. No importa dónde tengan que ir a
buscarlo ni a qué precio.
Los seis hombres más valerosos del
reino partieron a la mañana siguiente para cumplir la misión.
Durante varias semanas, no dieron
señal de vida. Los dragones no abundaban por aquellas zonas y tuvieron que
viajar lejos.
Con el correr de los días, cinco
caballeros regresaron derrotados y sin dragón. Que no conseguían, que eran muy
pichones, o muy caros, o de segunda mano… excusas, bah.
Pero el sexto caballero, el joven
Ataúlfo de la Estopa, se apareció con un espléndido dragón atado de una soga.
Lo había capturado en pelea de buena ley, y no alquilado, como decían las malas
lenguas.
– ¿Dónde lo suelto? ––preguntó.
– Por ahí, en los alrededores de
la comarca –dijo el rey.
Y así lo hizo. […]
Al día siguiente, apareció en la plaza
un bando real. El anuncio prometía la mano de la princesa Floripéndula a quien
liberara a la comarca del espantoso dragón.
Cuando la noticia llegó a oídos de
todos los solteros del reino, la respuesta no se hizo esperar.
Unos se excusaron diciendo
que casarse con una princesa era un honor demasiado alto para ellos y que
gracias, de todos modos.
Otros se ofrecieron a liquidar al
dragón, pero sin casarse con la princesa. Otros estaban dispuestos a vencer
cien dragones antes que casarse con la princesa.
Uno dijo que prefería casarse con
el dragón.
El caballero Ataúlfo de la Estopa
leía el bando real y se rascaba la cabeza. – ¿Pero este no es el mismo dragón
que me hicieron traer la semana pasada?
Sin embargo, a Ataúlfo, eso no le
importaba. Porque – sépanlo de una vez- estaba enamorado hasta el caracú de la
princesa Floripéndula. Siempre le había parecido la más hermosa de todas las
princesas de la Tierra. La veía así porque la amaba. La amaba de verdad. Hasta
entonces, Ataúlfo no había hecho más que suspirar por ella como un fuelle.
Ahora tenía la oportunidad de convertirla en su esposa.
Lo mejor de todo es que Flori
¡también amaba a Ataúlfo! Y si no ¿Por qué dejaba caer pañuelos desde el balcón
cada vez que él pasaba por abajo?
Temerario como era, Ataúlfo de la
Estopa marchó contra el dragón. Era la segunda vez que se enfrentaban. El
dragón le tenía un fastidio atroz. – ¡Acá estoy, lagarto agrandado! –le gritó
Ataúlfo. Y le tiró tres o cuatro espadazos con buena suerte.
El dragón le contestó con una
bocanada de fuego que chamuscó las pestañas del valiente. Se entabló entre los
dos un combate durísimo. Horas y horas, duró la pelea. La espada de Ataúlfo ya
estaba casi derretida cuando le asestó al dragón un último golpe formidable. La
bestia huyó derrotada y maltrecha. Se perdió en un bosquecillo. No se sabe si
sobrevivió. Nunca más volvieron a verlo. Entonces Ataúlfo de la Estopa marchó
triunfante hacia el palacio con un puñado de escamas de dragón en la mano.
El rey lo recibió en la escalinata
del palacio con toda su corte. Sonaron las trompetas brillantes. La princesa
Floripéndula ofreció su tímida mano al caballero. Ataúlfo se la besó
tiernamente, como hacen los héroes enamorados. Y una semana más tarde, Floripéndula
y Ataúlfo se casaron. Tuvieron siete hijos. O sea, siete principitos.
Eran todos iguales. Iguales a su padre y a su madre, que –aquí, entre nosotros
–se parecían bastante. Todos tenían los mismos ojitos, las mismas orejas, la
misma bocucha…
Fueron muy felices, créanme.
Actividades
1 1)
¿Qué seres maravillosos se nombran en este
cuento?
2 2)
¿Qué lo preocupaba al rey sobre su hija?
3 3)
¿que motiva la aparición del dragón?
4 4)
¿Cuál es la actitud del resto de los caballeros ¿
¿Por qué?
5)
¿Que la diferenciaba a floripéndula del resto de
las princesas de los cuentos maravillosos tradicionales?
6 6)
¿Qué cualidades tiene Ataulfo?Justificar
mediante ejemplos del cuento.
7 7)
¿ En que se parecen Flori y Ataulfo?
8 8)
¿Cuáles son los momentos humorísticos que
presenta la historia? Copiar ejemplos del cuento.
9 9)
¿Tienen un fanal favorable o desfavorable para
los dos protagonistas? ¿Por qué?
1 10)
¿Cuáles son
las semejanzas y diferencias entre este
cuento y “ el ogro con plumas “? ( trabajado en la actividad anterior )
Recordar:
Deben enviar las actividades para ser corregidas a
mi dirección de mail : (alejandragaite8@gmail.com.).
También pueden realizar consultas para
aclarar dudas o pedirme explicación sobre los temas . Les mando un saludo y no
duden en consultarme.
Atte: Prof en Lengua y Literatura Gaite Analia Alejandra
Mail: "alejandragaite8@gmail.com"
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